miércoles, 7 de marzo de 2012

La excelencia no es un acto, es un hábito.



Benjamin Franklin, un tipo admirable, gran político, científico e inventor, un genio estadounidense, cuyo rostro podemos ver en los billetes de cien dólares nos dice en una de sus memorables citas: “La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días.”

Los hábitos que con el paso del tiempo vamos acumulando son los que forman y definen nuestra efectividad personal, desde como hablamos, como escuchamos, como pensamos, como actuamos en determinadas circunstancias y como reaccionamos a diversos estímulos, todo influye para moldear nuestros resultados en la vida.

La mayoría de personas encuentran que actualmente no llevan la clase de vida que quisieran y esto se lo deben a que en algún momento incorporaron, tal vez sin darse cuenta, hábitos autodestructivos que poco a poco van mermando su capacidad de crecimiento personal.

John Dryden. Declaro, “Primero formamos nuestros hábitos y después nuestros hábitos nos forman”. Horace Mann escribió, “El hábito es una cuerda. Cada día le tejemos un hilo y al final no podemos romperla”, y Samuel Johnson exclamó. “Las cadenas del hábito por lo general son demasiado pequeñas para sentirse, hasta que llegan a ser demasiado fuertes para romperse”.


Estas ideas dejan en evidencia la necesidad de empezar hoy mismo a identificar aquellos hábitos que debemos potenciar y aquellos que deberíamos corregir o eliminar, para ello es necesario ser muy honestos y autoevaluarnos respondiendo a preguntas como estas:

-      ¿Planifico y priorizo mis actividades y objetivos del día, mes, año o voy viviendo en función a lo que venga?

-      ¿Llego puntualmente a las citas y compromisos o siempre estoy retrasado?

-      ¿Cumplo con lo que me propongo lograr o lo voy postergando?

-      ¿Duermo lo suficiente?

-      ¿Me alimento de manera saludable?

-      ¿Practico regularmente algún deporte o una rutina de ejercicios?

-      ¿Tengo en mi casa y en mi trabajo todo ordenado o acostumbro perder mi valioso tiempo buscando objetos entre el desorden?

-      ¿Al salir del trabajo hago un uso productivo de mi tiempo libre o lo dedico en gran parte a actividades como ver televisión?

-      ¿Cuánto tiempo dedico diariamente a la lectura de temas alineados a mis objetivos personales o profesionales?

-      ¿Periódicamente analizo y cuestiono mi rutina de actividades?

-      ¿Me concentro con firmeza en lo que debo lograr o acostumbro dejar que cualquier distracción me saque del objetivo?

La lista de preguntas es mucho más larga y la desarrollamos cada uno en función de los hábitos que queremos cultivar o erradicar y de lo que individualmente necesitamos lograr para ser más efectivos y productivos, te animo a comprometerte día a día con tus nuevos hábitos, defínelos y anótalos en lugar visible donde puedas recordarlos y reforzarlos a cada momento, recuerda que cambiarte a ti mismo es posible, el esfuerzo que hagas para ello será tu mejor inversión y los resultados solo depende de la voluntad y determinación que pongas para lograrlos.

Para finalizar te dejo esta grandiosa cita de Aristóteles que fue motivo del título de esta primera entrada de mi blog: "Somos lo que hacemos día a día; de modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito".

¡Éxitos en tu viaje a la excelencia personal y profesional!

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