Las experiencias
negativas que acontecen en nuestra vida son grandes y valiosas fuentes de
aprendizaje que nos llevan posteriormente a ver las cosas desde una perspectiva
más sabia y por tanto nos abren paso para asumir nuevos retos. Para tener éxito
debemos aprender a sacar el mayor provecho de estas experiencias, no centrarnos
en el error cometido sino más bien en la enseñanza aprendida.
A continuación les
presento un nuevo extracto del libro “El Lado
Positivo del Fracaso” de John C.
Mawxwell quien nos muestra con múltiples ejemplos como podemos levantarnos
y sobre todo fortalecernos después de cualquier caída:
Los
beneficios de la adversidad
La sicóloga Dra. Joyce Brothers afirma: «La
persona interesada en triunfar tiene que aprender a ver el fracaso como una
parte saludable e inevitable del proceso de llegar a la cumbre». La adversidad
y el fracaso que a menudo vienen como consecuencia, son cosas que deben
esperarse que ocurran en el proceso de alcanzar el éxito y deberían tomarse
como partes absolutamente críticas de este. Realmente, los beneficios de la
adversidad son muchos. Veamos las siguientes razones para aceptar la adversidad
y pasar a través de ella:
1. La adversidad crea resistencia
Nada en la vida
alimenta más la resistencia como la adversidad y el fracaso. Un estudio escrito
en la revista Time a mediados de los años ochenta describe la increíble
resistencia de un grupo de personas que perdieron sus trabajos tres veces por
el cierre de las plantas. Los sicólogos esperaban que se desalentaran, pero al
contrario, se veían sorprendentemente optimistas. Su adversidad había
desarrollado en ellos una ventaja. Debido a que ya habían perdido un trabajo y
habían encontrado uno nuevo a lo menos dos veces, estaban mejor preparados para
manejar la adversidad que otros que habían trabajado solo para una compañía y
ahora eran despedidos.
2. La adversidad desarrolla madurez
La adversidad puede
hacer de usted a alguien mejor si no deja que lo amargue. ¿Por qué? Porque la
adversidad promueve sabiduría y madurez. El dramaturgo estadounidense William Saroyan se refirió a esto,
diciendo: «Las personas buenas lo son porque han adquirido sabiduría
a través de los fracasos. El éxito provee muy poca sabiduría».
Si el mundo sigue
cambiando a un ritmo cada vez más rápido, la madurez con flexibilidad llegará a
ser algo muy importante. Estas cualidades son generadas cuando se hace frente a las
dificultades. John Kotter, profesor de la
escuela de comercio de Harvard, dice: «Me puedo imaginar a un grupo de
ejecutivos veinte años atrás analizando a un candidato para un puesto
importante y diciendo: “Esta persona tuvo un gran fracaso cuando tenía treinta y dos años”. Todos los demás dirían: “Sí, sí, mala señal”. Me imagino al mismo
grupo analizando a un candidato hoy día y diciendo: “Lo que me preocupa de esta
persona es que nunca ha tenido un fracaso”».
3. La adversidad amplía el marco de lo que se considera
rendimiento aceptable
Lloyd Ogilvie contó
de un amigo que durante su juventud trabajó en un circo. Este explica cómo
aprendió a trabajar en el trapecio:
Una vez que se sabe
que allá abajo está la red de protección, uno deja de preocuparse por la
posibilidad de caer. ¡En realidad se aprende a caer con éxito! Eso significa
que se puede concentrar en agarrar el trapecio que danza ante uno y no en una
caída, porque repetidas caídas en el pasado lo han convencido que la red es
fuerte y confiable… El resultado de caer y ser salvado por la red es una
confianza misteriosa al arriesgarse en el trapecio. Se cae menos. Y cada caída
te hace enfrentar riesgos mayores.
4. La adversidad provee mayores oportunidades
Yo creo que
eliminando los problemas se limita nuestro potencial. Casi todos los
empresarios exitosos con quienes he hablado, han tenido numerosas historias de
adversidades y
reveses que le abrieron puertas para mayores oportunidades. Por ejemplo, en
1978, Handy Dan, que tenía una ferretería especializada en la líne
«hágalo-usted-mismo», contrató a Bernie Marcus, hijo de un ruso que trabajaba
en una fábrica de gabinetes en Newark, New Jersey. Eso impulsó a Marcus a
asociarse con Arthur Blank para empezar su propio negocio. En 1979 abrieron la primera
tienda en Atlanta, Georgia, y la llamaron Home Depot. Hoy día, Home Depot tiene
más de setecientas sesenta tiendas con un número de empleados que llega a los
ciento cincuenta y siete mil y se ha expandido incluso fuera de los Estados
Unidos. Sus ventas anuales superan los treinta billones de dólares.
Handy Dan. Pero si
no lo hubiese estado, quién sabe si habría logrado el éxito que ostenta hoy
día.
5. La adversidad lleva a la innovación
A principios del
siglo veinte, un niño cuya familia había emigrado de Suecia a Illinois compró por correo
un libro sobre fotografía que le costó veinticinco centavos. Cuando llegó el
pedido, descubrió que en lugar de mandarle el que él había pedido, le habían mandado uno sobre ventriloquia. ¿Qué hizo él? Se puso a estudiar ventriloquia.
El niño era Edgar Bergen, quien por más de cuarenta años ha entretenido a la gente
con la ayuda de un muñeco de madera llamado Charlie McCarthy.
La capacidad de
innovar está en el corazón de la creatividad, un componente vital para el éxito. Jack
Matson, profesor en la Universidad de Houston reconoció ese hecho y desarrolló un curso
que sus estudiantes llamaron «Fracaso 101». En él, Matson encarga a sus estudiantes
crear imitaciones de productos que nadie compraría. Su meta es conseguir que
los estudiantes comparen el fracaso con la innovación en lugar de con la
derrota. De esa manera serán libres para intentar nuevas cosas. «De esta manera
aprenden a recargar y prepararse para disparar otra vez», dice Matson. Si usted
quiere tener éxito, tiene que aprender a hacer ajustes a la forma en que hace
las cosas y tratar de nuevo. La adversidad ayuda a desarrollar esa habilidad.
6. La adversidad recubre beneficios inesperados
La persona común y
corriente comete un error y automáticamente piensa que es un fracaso. Pero
algunas de las grandes historias de éxitos pueden encontrarse en los beneficios
inesperados de los errores. Por ejemplo, muchos están familiarizados con la historia de Edison
y el fonógrafo. Él lo descubrió mientras trataba de inventar algo completamente
diferente. ¿Pero sabía usted que las hojuelas de maíz (Corn Flakes de Kellogg) fue el
resultado de que a alguien se le quedó una olla con maíz hirviendo toda la
noche? ¿O que el jabón Ivory flota porque una cantidad de él se dejó en la
mezcla por demasiado tiempo lo
que significó que absorbió un volumen de aire fuera de lo común? ¿O que las
toallas de papel Scott nacieron cuando una máquina de papel higiénico puso demasiadas hojas de
papel juntas?
Horace Walpole dijo que «en
ciencia, los errores siempre anteceden a la verdad». Esto es lo que le
ocurrió al químico suizo-alemán Christian Friedrich Schönbein. Un día que estaba trabajando
en la cocina, lo que su esposa le tenía estrictamente prohibido, y estaba experimentando
con ácido sulfúrico y ácido nítrico, de pronto derramó algo de la mezcla sobre
la mesa de la cocina. Se había metido en un problema porque sabía que cuando su
esposa viera aquello, experimentaría alguna forma de «adversidad». Rápidamente
cogió un delantal de algodón, limpió el líquido y colgó el delantal cerca del
fuego para que se secara.
De repente se
produjo una violenta explosión. Evidentemente, la celulosa en el algodón experimentó un
proceso llamado nitratación. Sin querer, Schönbein había inventado la nitrocelulosa a la
que se llegó a conocer como pólvora sin humo. Al comercializar su invento, este le
produjo muy buena ganancia.
7. La adversidad motiva
Hace algunos años,
cuando Bear Bryant estaba entrenando al equipo de fútbol de la Universidad de
Alabama, en un juego en el que faltaban dos minutos para que terminara el
último cuarto, el equipo Crimson Tide estaba adelante por solo seis puntos.
Bryant mandó al campo a su lanzador con instrucciones de retener el balón y así
dejar que el tiempo transcurriera.
En el grupo, este
dijo a sus compañeros: «El entrenador dijo que jugáramos conservadoramente y
eso es lo que ellos esperan. Vamos a darles una sorpresa». Y se aprestó a reanudar
el juego.
Cuando inició la
jugada con el clásico pase hacia atrás, uno de los defensas del equipo
contrario, que era campeón de velocidad, interceptó el balón y se dirigió hacia
la zona final con la intención de anotar. El lanzador, que no era reconocido
como velocista, salió desesperadamente
tras el defensa, agarrándolo en la línea de la yarda cinco. Su esfuerzo salvó el juego.
Después que el
juego terminó, el entrenador del equipo contrario se acercó a Bear Bryant y le dijo:
«¿Cómo es eso que tu lanzador no es un buen corredor? Logró detener a mi jugador más
veloz».
Bryant respondió:
«Tu hombre corrió para ganar seis puntos; el mío corrió por su vida».
Nada puede motivar
más a una persona que la adversidad. El saltador olímpico Pat McCormick dice al
respecto: «Yo creo que el fracaso es uno de los grandes motivadores.
Después de haber
perdido estrechamente en las pruebas de 1948, sabía cuán bueno podía ser. Fue
la derrota la que me llevó a poner toda mi concentración en mi entrenamiento y
metas». En 1952, en Helsinki, McCormick ganó dos medallas de oro y cuatro años
más tarde, otra en Melbourne.
Si usted puede
superar las circunstancias negativas que debe enfrentar, podrá descubrir sus beneficios.
Esto es así en casi todos los casos. Usted simplemente tiene que estar dispuesto a
esperarlos, y no tomar la adversidad en forma tan personal.
Si pierde su
trabajo, piense en la fortaleza que esa experiencia le permitirá desarrollar.
Si se enfrenta a
algo grande y sobrevive, evalúe cuánto ha aprendido acerca de usted y cómo eso le va a
ayudar a aceptar nuevos retos. Si una librería se equivoca al procesar su
pedido, tome aquello como una oportunidad de aprender algo nuevo. Y si en su
carrera experimenta un traspié de la índole que sea, piense en la madurez que
eso producirá en usted. Además, Bill Vaugham afirma que «en el juego de la vida
es bueno tener algunas pérdidas tempraneras, porque alivian de la presión de
tratar de mantenerse sin derrotas».
Siempre mida un
obstáculo lo más cerca posible del tamaño del sueño que está tratando de
convertir en realidad. Todo depende la forma en que lo vea.
Fuente: El Lado Positivo del Fracaso – John C. Maxwell
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