Mire atentamente la foto. ¿Por qué el elefante no huye, si puede
arrancar la estaca con el mismo esfuerzo que yo necesitaría para romper un
fósforo?, ¿Qué fuerza misteriosa lo mantiene atado?
“El elefante no escapa porque ha estado atado a una estaca
desde que era muy pequeño”.
Imagine al elefantito, con solo unos días de nacido, sujeto
a la estaca. Seguro que en aquel momento empujó, jaló y sacudió tratando de
soltarse y a pesar de todo su esfuerzo no pudo hacerlo, la estaca era muy
fuerte para él.
Seguro que el primer día se durmió agotado por el esfuerzo
infructuoso y que al día siguiente volvió a probar y también al otro, y al de más allá… hasta que un día, un
terrible día, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Dejó de
luchar para liberarse.
Todas las personas tenemos grabado en nuestra mente el
recuerdo de nuestros fracasos pasados, pensamientos como “no puedo”, “es
inútil”, “no saldrá bien”, “eso no es para mí”, “es demasiado difícil”, “no me
atrevo” acuden a nuestra mente con frecuencia. Sin darnos cuenta, muchas veces
nos quedamos “atados” a esas experiencias y recuerdos, de forma que perdemos
nuestra libertad y nos mantenemos, como al elefante, atados a la estaca.