viernes, 11 de enero de 2013

La importancia de auto desafiarnos



En la juventud domina el espíritu de desafío a la situación actual y el deseo de la aventura que significa intentar lo imposible. Ese es el mérito de la juventud, y ese espíritu es el que garantiza el vigor juvenil. 

La juventud no le teme al fracaso. Las personas que temen fracasar y que están satisfechas con la situación actual, han perdido su juventud independientemente de la edad que tengan. Sin embargo, las que actúan como jóvenes, que están llenas del espíritu de desafío y listas para la aventura, son jóvenes, independientemente de cuál sea su edad. A las personas que no están dispuestas a intentar nada, que viven recordando, que no le encuentran sentido a la vida, nunca podrán llamarse jóvenes. Incluso se ven más viejas de lo que son. 

Los jóvenes crean el mundo del mañana y determinan ese mañana mediante sus desafíos y sus aventuras. Como no tienen nada por qué mirar hacia atrás, miran al futuro: y puesto que no tienen nada que perder, tienen aspiraciones. No tienen nada que arriesgar, por lo que no conocen la ansiedad. Como son jóvenes, desconocen el peligro y están llenos de vitalidad. No están condicionados para la estabilidad, ni para mantener la situación actual, de modo que si renuncian a la aventura por la estabilidad y se rehúsan a desafiar la situación actual, están perdiendo su juventud. Los jóvenes piensan en un futuro lleno de conquistas y realizaciones, y no tienen tiempo para preocuparse por posibles pérdidas o fracasos. Hay que darse cuenta de que pensar en la tranquilidad y la comodidad, así como limitarse a mantener la situación actual, son señales de que la juventud se está desvaneciendo. 

Tanto a nivel personal como colectivo, los jóvenes comienzan las cosas con un espíritu de desafío y aventura. Así es la vitalidad de la juventud. Piensa en los pioneros estadounidenses, que se dirigieron al oeste sin poner condición alguna. Imagínate que era lo que tenían en mente al ponerse en marcha rumbo a lo desconocido, distante y prohibido, hacia una tierra llena de peligro, una tierra en la que el éxito no estaba garantizado. Eran jóvenes, estaban poseídos por el espíritu de aventura y desafío, que no podía someterse. Así era Estados Unidos cuando joven, un Estados Unidos completamente diferente del actual, una tierra satisfecha con el presente y llena de hedonismo y mediocridad. Es natural que las personas de reciente ingreso en una compañía desborden de entusiasmo y determinación con respecto a su trabajo. Tienen que invertir su juventud en forjar un mañana más brillante, tienen que estudiar con empeño, cuestionar muchas cosas y cultivarse, y los resultados de tales esfuerzos son el ascenso y el aumento de sus recursos, recompensas naturales de invertir la vitalidad juvenil. 

Sin embargo, me encuentro con algunos casos de jóvenes vivaces que se toman complacientes una vez que llegan a un nivel ejecutivo. Esos jóvenes dejan de estudiar, de cuestionar y de interesarse por su desarrollo personal. Se apodera de ellos el síndrome de lo satisfactorio, y al parecer lo que les interesa más que nada es conservar los recursos que han acumulado. Creen que ya alcanzaron el éxito, de manera que hacen sólo la cantidad de trabajo suficiente, se conducen con propiedad y descansan un tiempo adecuado. Es de verdad muy penoso el que no parezca darse cuenta de que se están condenando al fracaso por causa de la satisfacción de sí mismo.

Ojala nunca llegue el momento en el que te digas: "¡por fin lo logré!" El momento en que te sientes satisfecho por haber alcanzado tu meta es el más peligroso de todos. Si has alcanzado un logro, entonces tienes que fijarte uno más alto. Debes pensar como si en realidad nunca hubieras alcanzado tus metas finales. Por ejemplo, es posible que entre los estudiantes haya varios que se han fijado la meta de estar entre los mejores de la clase, por lo que estudian con ahínco y alcanzan dicha meta. Sin embargo, no por eso se pueden quedar ociosos sintiéndose contentos y satisfechos. Tienes que fijarte una meta más, la de ser el mejor de todos los estudiantes, y una vez que la alcances, ¿te sentirás contento y orgulloso, por lo que podrás dedicarte al ocio? No. tienes que fijarte una meta todavía más elevada: la de obtener una calificación perfecta en todas las materias de estudio.

No es fácil llegar a ser el mejor estudiante, así que se deben hacer grandes esfuerzos para lograrlo. Pero continuar siendo el mejor de todos es todavía más difícil, pues es fácil ceder a la tentación de sentirse satisfecho y complacido; y, sin que te des cuenta, pronto habrás dejado de ser el mejor. Otros estudiantes te habrán alcanzado. 

Cuando te estés volviendo un joven holgazán, habrá señales que te lo indiquen. La holgazanería produce tedio, y el tedio hace que se reduzca la actividad. Nunca debes reducir tu actividad. La vida se nutre de la actividad, ésta es prueba de la existencia. El movimiento es la condición de la vida, y la actividad es la prueba de que se es un ser viviente. Lo que carece de vida no se mueve, y si no se mueve permanece estático durante un año o dos, e incluso por más tiempo. 

Cuando la juventud pierde su espíritu de desafío y aventura, no hay esperanza; esto se cumple tanto a nivel personal como a nivel de la empresa y de la colectividad. La falta de vitalidad a todos esos niveles presagia la muerte, y donde hay muerte no hay esperanza. La esperanza es propia de la vida y de la juventud. Cuando.se pierde la vitalidad y la esperanza juveniles, sea a nivel personal, de la empresa o del país, lo único que queda por hacer es prepararse para un funeral. Habrás notado que algunos individuos y algunas compañías envejecen rápidamente. Una vez debía reunirme con el presidente de una pequeña compañía que fabrica componentes de equipo para tratar asuntos de negocios. Quedé muy sorprendido al encontrarme con que el directivo no sabía nada acerca de sus productos, por lo que el gerente de la fábrica necesitaba explicarme todo. No hice ningún comentario al respecto. Pero comencé a sentirme triste cuando noté que el automóvil del presidente era mucho mejor y más grande que el mío. Comprendí que no era posible pensar en esa compañía para mis planes futuros, pues me di cuenta que las comodidades del presente absorbían por completo al presidente, quien no tenía visión alguna del futuro. Era una persona complacida.

Hace ya mucho tiempo observé que el agrado y satisfacción de si mismo indican el fin de todas las cosas. Recuerda que la auto satisfacción durante la juventud garantiza el fracaso. Debes evitar las tentaciones de la mediocridad y de lo satisfactorio. Recurre a todas tus fuerzas y cuestiona todo con el espíritu dé quien está iniciando una nueva actividad. Lleva siempre en tu ánimo la idea de que no has alcanzado tus metas. Como joven que eres entrégate a todo con fervor y vitalidad. El futuro te pertenece. Y nuestro futuro está en tus manos.

Fuente: “El mundo es tuyo pero tienes que ganártelo” By Kim Woo Choong








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