¡Usted
es literalmente lo que cree ser y su carácter es la suma completa de todos sus
pensamientos! De manera que lo que está pensando ahora y pensara mañana y el
próximo mes, eso será en lo que llegará a convertirse en el futuro. Esta
bondadosa advertencia ha resonado a través de todas las épocas, pero nadie le
ha pronunciado mejor que un ensayista poco conocido, originario de la pequeña
aldea de IIfracombe, en la costa inglesa de Devo. La pequeña obra maestra de
James Allen, “As a Man Thinketh”, de la cual se ha tomado esta lección se ha
publicado constantemente durante casi cien años y él es, sin lugar a dudas, uno
de los autores más citados de toda la historia.
¿A
qué aspira usted realmente en la vida? Piense detenidamente en ello. “El hombre
se forma o se aniquila a sí mismo; en la armería del pensamiento forja las
armas con las cuales se destruye a sí mismo; también labra los instrumentos con
los cuales construye para sí mismo las celestiales mansiones de alegría, la
fortaleza y la paz”.
Éxito,
amor, felicidad, satisfacción, riqueza… si eso es lo que desea, está a punto de
descubrir en qué forma sus raíces se desarrollan a partir de las semillas del
pensamiento, semillas que solo usted puede plantar ahora que comprende esta
gran verdad y que sabe que tiene el control de su propio destino…
Todo
lo que el hombre logra, y todo lo que deja de lograr, es el resultado directo
de sus propios pensamientos. En un universo de un justo orden, en donde la
pérdida del equilibrio significaría la total destrucción, la responsabilidad
individual debe ser absoluta. La debilidad y la fortaleza de un hombre, su
pureza y su impureza, son suyas y no de otro hombre; él mismo las origina,
nadie más; y sólo él mismo puede alterarles, jamás ningún otro. Su condición
también es propia y no la de otro hombre. Su sufrimiento y su felicidad
evolucionan desde su interior. Como piensa, así es; como sigue pensando, así
seguirá siendo.